Recuerdo a primeros de los 2000, en una de las ediciones del Open
Internacional de Pádel de Madrid que se celebraba en Septiembre en el Club de
Campo, que un jugador -ex pareja 2 y todavía entonces top 10- no pudo restar varios servicios seguidos durante una fase importante del partido y comenzó a exclamar frustrado
“¡¡¡NO SOY CAPAZ DE RESTAR!!!”
Es normal que un
jugador de ese nivel falle algún golpe -suele ser por muy poco- debido a las exigencias del golpe del contrario, que
también juega… pero no es habitual fallar varios seguidos en una situación que dominan a la
perfección.
¿Qué pudo ser
entonces lo que causó que un jugador de tal nivel y experiencia se sintiera
incapaz de restar, algo que llevaba haciendo perfectamente toda su vida?